La batalla de Berlín puso fin a la Segunda Guerra Mundial en territorio europeo. La gran ofensiva lanzada por el Ejército Rojo soviético, después de pasar las líneas defensivas alemanas en el río Oder, atacó directamente la capital del Tercer Reich. La ciudad, defendida por unidades de la Wehrmacht, las Waffen-SS, las Hitlerjugend y la Volkssturm fue escenario de los últimos y feroces enfrentamientos de la guerra. Las fuerzas soviéticas, lideradas por el mariscal Zukov y el mariscal Konev y decididamente superiores en hombres, medios y motivación, obtuvieron la rendición y capitulación de la ciudad el 2 de mayo de 1945. El edificio del Reichstag, sede del parlamento del Reich, tenía un fuerte valor simbólico y constituyó el escenario de las últimas fases de la batalla. El soldado del Ejército Rojo izando la bandera de la Unión Soviética sobre las ruinas del Reichstag,